En Chile, los primeros intentos de crear una Bolsa se realizaron en 1840 con muy poco éxito. En 1884 existían 160 Sociedades Anónimas, lo que obligó al establecimiento de un mercado de valores especializado al que se desplazaran las transacciones de títulos.
El 27 de noviembre de 1893 se fundó la Bolsa de Comercio de Santiago, un paso trascendental para inyectar vitalidad y dinamismo a la economía nacional. En esos años, ya existían 329 Sociedades Anónimas, la mayoría de ellas dedicadas a la minería.
Durante el transcurso del siglo recién pasado, ocurrieron hechos importantes que afectaron directamente las operaciones en la Bolsa de Comercio de Santiago. La primera de ellas que merece ser destacada, es la crisis económica de principios de la década del 30, que afectó a Chile, así como a la gran mayoría de los países del mundo. Hasta 1929, el mercado de valores vivió un período de prosperidad como hacía tiempo que no se producía. Esta bonanza era consecuencia de la situación favorable que presentaban tanto la economía mundial como la economía chilena y un reflejo del auge bursátil en Nueva York y en las principales plazas financieras de Europa. Pero en septiembre de 1929 la tendencia positiva llegó a su fin. En 1930 la caída de los valores fue general, siendo los más afectados los títulos mineros, particularmente los títulos de empresas salitreras.
El período 1930-1960 fue poco auspicioso para las operaciones bursátiles. Se inició con una profunda depresión, de la que se salió en 1932, para dar paso a una fase de gran actividad. A partir de la llegada al poder del Frente Popular en 1938, comenzó un proceso de deterioro, que guardaba relación con las expectativas derivadas de la Segunda Guerra Mundial, así como el intervencionismo cada vez mayor del Estado en la economía, que de manera directa o indirecta constriñó a la libre empresa. La actividad bursátil no fue más que el reflejo de ese menor protagonismo de la iniciativa privada. La Bolsa se mostró débil, cuando no francamente deprimida, con persistentes tendencias a la baja. Este período se prolongó hasta 1973, agudizándose en la época de la Unidad Popular, periodo en que el país estaba al borde de la hiperinflación con un tasa anual cercana al 400%.
Al mismo tiempo, la institución asumió la defensa pública de la inversión bursátil y de la Sociedad Anónima, en una actitud que la transformó en definitiva en una de las más importantes voces defensoras de la empresa privada durante esos años.
A partir de 1973 se llegó a consenso de realizar profundas reformas económicas, orientadas principalmente a la liberalización de la economía, la descentralización, la apertura externa y el respeto a al propiedad privada.
Dentro del paquete de reformas económicas que se realizaron y que beneficiaron al mercado de valores destaca la reforma previsional, que reemplazó el régimen de pensiones basado en el reparto de un fondo común, por otro de capitalización individual, en que los ahorros previsionales son administrados por entidades privadas: las Administradoras de Fondos de Pensiones (AFP).
Bajo el alero del modelo de economía de mercado adoptado a partir de 1973, y dentro del marco de crecimiento económico que ha predominado en el país desde la década de los 80, el mercado de valores chileno ha experimentado un desarrollo extraordinario, caracterizado por un crecimiento sustancial de las operaciones bursátiles, de las emisiones de valores, la diversificación de los instrumentos transados y la apertura de nuevos mercados.
Por otra parte, durante este período, importantes inversionistas institucionales como Fondos de pensiones, Compañías de seguros, Fondos de inversión de capital extranjero y Fondos mutuos se incorporaron a la Bolsa de Comercio de Santiago.
Otro proceso que cabe destacar durante la década del 90 fue al apertura de compañías chilenas al mercado internacional mediante la emisión de ADR´s y la internacionalización de empresas locales a través de la participación en la propiedad de importantes compañías ubicadas principalmente en latino-américa.
No obstante estos positivos resultados, en esta evolución de largo plazo se produjeron algunos retrocesos, debido a la crisis económica 1981-1982, al ajuste aplicado a principios de 1990, así como la situación derivada de la crisis asiática.
En otro plano, a partir del año 1981 la Bolsa de Comercio adquirió un compromiso con el uso de tecnologías de punta, iniciando en ese año la sistematización de sus principales procesos, llegando a la fecha a contar con una red propia de más de 1000 terminales conectados a sus equipos Tandem tolerantes a falla y a dar acceso a una vasta gama de servicios Internet a los usuarios del mundo.
Con una historia centenaria en el mercado bursátil chileno, los principales desafíos al futuro de la Bolsa de Comercio pasados están dirigidos fundamentalmente hacia el desarrollo y la profundización del mercado de valores, abocándose a su vez a la integración de la Bolsa con los mercados financieros internacionales, a la incorporación de las nuevas tecnologías a las que se enfrenta la industria bursátil y a incentivar la participación de los inversionistas en el mercado.